Ital: sabor y salud en la mesa
Rubi Guerra
Anthony Henríquez y Lorena Mata forman una pareja de
emprendedores cumaneses que han dado vida a “Ital”, una pequeña empresa en el
ramo de la alimentación que en apenas un año ha logrado generosos comentarios
de quienes se acercan a conocer sus productos.
Al comienzo, su emprendimiento tenía el nombre de
“Ital Sana”, pero decidieron simplificarlo; sin embargo, conservaron el
concepto: promover una alimentación sana, en la que “tu comida sea también tu
medicina”, es decir, una comida natural, sin preservantes o aditivos
artificiales, vegetariana, como nos dice Anthony. Tanto el nombre de la empresa
como el concepto filosófico que la anima están tomados de la cultura rastafari,
a la que ambos empresarios se acercan por compartir el gusto por la música
reggae, Anthony como músico y Lorena como difusora a través de su programa de
radio “La libélula errante”.
La apuesta de “Ital” es conquistar el paladar de los
cumaneses (al principio, luego vendrá el resto del mundo) con una comida
vegetariana rica en semillas, fibra y especies, con crema y productos
deshidratados.
En agosto de 2016 comenzaron sus operaciones
comerciales, aunque ya Anthony tenía una larga experiencia como cocinero
aficionado en Margarita, donde se residenció durante doce años.
“Siempre me gustó cocinar”, afirma. “Creo que estoy
haciéndolo desde los nueve años; mi mamá me enseño, y desde ese momento me
enamoré de la cocina y de algunos ingredientes como el ajo. Luego, cuando tenía
19 años, decidí decirle no a la carne por la contaminación que esta
significaba, y en la búsqueda de una comida sana. Leía libros de biodiversidad
y de medicina natural, algunos de mi mamá, que me ayudaron en esta búsqueda.
Comencé a conocer de plantas medicinales y cómo prepararlas en la cocina, sus
propiedades, sus sabores y cómo combinarlas. Probé mezclarlas hasta por sus
colores y olores, a diferentes temperaturas, trabajando con los mismos
ingredientes y encontrando resultados diferentes”.
En ese tiempo inició sus primeros ensayos con amigos
chefs a los que daba a probar sus preparaciones, y estos encontraron que tenía
talento. Esto lo animó a continuar y a dar el salto hacia la
profesionalización.
Por su parte, Lorena Mata, el otro pilar de “Ital”,
además de locutora, licenciada en filosofía y profesora de la Universidad de
Oriente, dice que nunca supo cocinar. En su familia, en la cocina, mandaba su
abuela, quien no dejaba que nadie irrumpiera en su reino. “Era un matriarcado”,
afirma. Nunca pensó en la cocina como parte de un proyecto de vida. Sus
expectativas estaban en su profesión formal, dando clases. Actualmente logra
combinar ambas actividades. Ha aprendido a cocinar y también a no cortarse, así
que participa en la elaboración de los productos, pero su labor principal está
en la promoción del negocio en las redes sociales y en el importantísimo diseño
de la empresa; es decir: qué harán, para dónde quieren ir como emprendimiento,
cómo lograr lo que se proponen.
“Además de comercial”, dice, “este es un proceso
psicológico que te permite crecer como persona; debes aprender a confiar, a
creer en lo que haces. Toda esta experiencia ha sido un proceso de maduración
personal y empresarial”.
“Ital” se ha mantenido activo en las redes sociales
donde promocionan sus productos y en la asistencia a ferias y distintos
eventos, donde comprueban la efectividad del “boca a boca” para consolidar una
buena reputación, pero ahora se preparan para dar el salto hacia la
masificación de sus productos, sobre todo en el área de los deshidratados,
donde ya vienen haciendo ensayos. Tal vez les tome algo de tiempo, pero aspiran
que no a muy largo plazo puedan ofrecer el fruto de sus desvelos en los
supermercados y otros puntos de venta para llegar a un público mucho más
amplio.